Luego de tantos y tanto premios que ha recibido esta película dirigida por el Británico Danny Boyle, obviamente las expectativas eran muy altas. Afortunadamente no tardó tanto en llegar a mi ciudad la cinta y por fin pude verla hace unos días.
Quisiera ser millonario (Slumdog Millionaire) juega con la posibilidad que todos hemos soñado alguna vez: ganarnos un premio y volvernos ricos de la noche a la mañana. Sin embargo, Boyle lleva mucho más allá esa sencilla premisa planteándonos una historia muy cruda situada en las calles de Bombay, en la India. Imágenes fuertes, por momentos desgarradoras pero no exclusivas de esa región del mundo.
De la mano de Jamal, participante de un programa de televisión, vamos conociendo el origen de las respuestas que están a punto de convertirlo en millonario y al mismo tiempo lo acompañamos en un recorrido por algunos de los lugares más sórdidos de la India. También somos testigos de la creación de una historia romántica en medio de situaciones tristes y difíciles; pero al mismo tiempo enriquecedoras. Acompañado de su hermano Salim y de otra niña huérfana llamada Latika somos espectadores de cómo hasta los momentos más terribles y adversos conllevan a un aprendizaje interno y esperanzador.
La fotografía es impecable, llena de color y por momentos demasiado saturada pero que refleja con mucha nitidez los paisajes de la India. La música es espectacular, de lo mejor, y acompaña a la perfección a cada una de las secuencias de la película.
Las actuaciones son increíbles. Los niños protagonistas realmente hacen un estupendo trabajo, sufrimos y sonreímos junto con ellos en sus aventuras.
Al final de la cinta hubo quien aplaudió, otros dejaron escapar una lágrima. Mientras algunos nos limitamos a sonreír al darnos cuenta que, afortunadamente, sin grandes recursos ni efectos especiales sino con una historia sencilla aún hay películas como Quisiera ser Millonario con las que el cine jamás dejará de sorprendernos...
Quisiera ser millonario (Slumdog Millionaire) juega con la posibilidad que todos hemos soñado alguna vez: ganarnos un premio y volvernos ricos de la noche a la mañana. Sin embargo, Boyle lleva mucho más allá esa sencilla premisa planteándonos una historia muy cruda situada en las calles de Bombay, en la India. Imágenes fuertes, por momentos desgarradoras pero no exclusivas de esa región del mundo.
De la mano de Jamal, participante de un programa de televisión, vamos conociendo el origen de las respuestas que están a punto de convertirlo en millonario y al mismo tiempo lo acompañamos en un recorrido por algunos de los lugares más sórdidos de la India. También somos testigos de la creación de una historia romántica en medio de situaciones tristes y difíciles; pero al mismo tiempo enriquecedoras. Acompañado de su hermano Salim y de otra niña huérfana llamada Latika somos espectadores de cómo hasta los momentos más terribles y adversos conllevan a un aprendizaje interno y esperanzador.
La fotografía es impecable, llena de color y por momentos demasiado saturada pero que refleja con mucha nitidez los paisajes de la India. La música es espectacular, de lo mejor, y acompaña a la perfección a cada una de las secuencias de la película.
Las actuaciones son increíbles. Los niños protagonistas realmente hacen un estupendo trabajo, sufrimos y sonreímos junto con ellos en sus aventuras.
Al final de la cinta hubo quien aplaudió, otros dejaron escapar una lágrima. Mientras algunos nos limitamos a sonreír al darnos cuenta que, afortunadamente, sin grandes recursos ni efectos especiales sino con una historia sencilla aún hay películas como Quisiera ser Millonario con las que el cine jamás dejará de sorprendernos...
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